La conexión crítica entre el sueño y la salud mental de los adolescentes

Dormir lo suficiente y con calidad es fundamental para la salud y el bienestar de los adolescentes. Está estrechamente relacionado con su salud mental y tiene un impacto en ella.



                 


Un sueño saludable está relacionado con un mejor funcionamiento emocional en los adolescentes, lo que puede ayudar a controlar la ansiedad, la depresión y el estrés reportado entre aquellos que duermen lo suficiente. Por ejemplo, la encuesta Sleep in America ® de 2024 de la NSF descubrió que los adolescentes que duermen las 8 a 10 horas recomendadas cada noche tienen niveles más bajos de síntomas depresivos. Podría ser que estos efectos positivos se deban en parte al papel que desempeña el sueño en la regulación de las emociones y el mantenimiento de un estado de ánimo estable. Por otro lado, el sueño interrumpido regularmente se asocia con más cambios de humor, irritabilidad y mayor reactividad emocional. De hecho, el mismo estudio de la NSF mostró que casi siete de cada diez adolescentes que están insatisfechos con su sueño también informaron síntomas depresivos elevados.

El sueño adecuado es clave para desarrollar resiliencia emocional y puede ayudar a los adolescentes a superar de manera más eficaz algunos de los desafíos que pueden experimentar durante la adolescencia. Cuando las personas duermen mal, es más probable que interpreten el mundo que la rodea de una manera negativa. Con un sueño regular, suficiente y saludable, tenemos una perspectiva más positiva. Este beneficio del sueño podría ayudar a los adolescentes a evitar una sobrecarga de emociones negativas durante el día.

Además de su impacto en el bienestar emocional, un sueño saludable es crucial para el funcionamiento cognitivo y el rendimiento académico de los adolescentes. Los adolescentes que duermen lo suficiente de forma constante están mejor preparados para concentrarse, retener información y destacarse en la escuela. Sin embargo, la falta de sueño puede provocar dificultades en la resolución de problemas, la toma de decisiones y las capacidades cognitivas generales, lo que puede afectar negativamente al éxito académico y el bienestar mental a largo plazo de un adolescente.

Dormir lo suficiente y con calidad también ayuda a los adolescentes a afrontar el estrés de su cambiante mundo físico, social y emocional. Durante el sueño profundo, el cerebro regula las hormonas del estrés, como el cortisol. Los adolescentes que duermen lo suficiente de forma constante (la NSF recomienda dormir entre 8 y 10 horas cada noche ) pueden estar mejor preparados para afrontar los factores estresantes y tienen menos riesgo de desarrollar problemas de salud mental crónicos relacionados con el estrés. Lo preocupante es que la gran mayoría de los adolescentes (el 80 % según una encuesta reciente de la NSF) no duerme lo suficiente.

Durante la adolescencia, los adolescentes también se enfrentan a nuevos comportamientos que requieren habilidades para tomar decisiones y controlar los impulsos. Un sueño saludable contribuye a mejorar el comportamiento de los adolescentes, lo que se traduce en menos accidentes, menor consumo de sustancias, menos conductas imprudentes y un menor riesgo de otros problemas de salud.

Vale la pena promover la salud del sueño en los adolescentes desde una edad temprana. Es un paso positivo para ayudarlos a sentirse mejor, estar más seguros, desempeñarse mejor, afrontar las situaciones de manera más eficaz y elegir conductas más saludables que los preparen para el éxito a largo plazo.

 

Fuente: https://www.thensf.org/the-critical-connection-between-teens-sleep-and-mental-health/



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